martes, 23 de octubre de 2012

Presentación inauguración hotel Reconquista

Presentación con motivo de la inauguración del hotel Reconquista de Oviedo, se realizó la exposición de Guillot:

Uno, como viejo aficionado, admira la obra de Varela Guillot desde hace años. Y acaso por eso nos parece que somos amigos de siempre.

Es fácil trabar amistad y afectos con este pintor de espíritu selecto, de conversación amena, mantenida invariablemente en sutil tono de modestia y no por menos culta e ilustrada. Y, si en un momento se tercia, por las naturales exigencias del diálogo, él puede rellenar los inevitables silencias de una gran tertulia, con estimables interpretaciones musicales pianísticas.

La decisión de Guillot de exponer sus obras pictóricas nos hizo pensar de inmediato en la realidad de un destacado acontecimiento artístico y más aún por tratarse de la difícil y admirable técnica de acuarela de manos profesionales, tan poco frecuentes en nuestras salas.

He tenido la oportunidad de contemplar la obra   este maestro, en privado, es decir, prácticamente a solas, en silencio y a la vez en paz y en gracia de Dios -es un decir- que es la manera más apropiada de percibir un placer estético.

Guillot ha traído paisajes, flores y figura humana. La delicadísima técnica del agua abundante, del colorido polícromo y sutil, sobre el papel humedecido, en los grandes formatos con que este pintor trabaja, ofrecerán al espectador visitante un variado y escogido conjunto en el que podrá recrearse contemplando viejos muros de históricas ciudades, paisajes poemáticos de rías melancólicas y barcas en reposo; y juegos de luz en callejas entrañables.

Pero uno se atrevería a sugerir al visitante de esta sin duda alguna excepcional muestra de Guillot, que se detenga reposadamente ante la escasa pero escogida obra de figura humana que expone.

En esos estudios de hombres y mujeres podrá el espectador captar, con facilidad, expresionismo sereno, pero sugeridor; composición cuidada, temática atractiva, y todo el conjunto ofrecido con técnica impecable, segura, exacta, propia de quien domina este arte de matices y delicadezas, en la que grandes pincelas, las generosas manchas, modelan rostros y cabezas, bustos y manos, obteniendo en un solo plano lo que hábiles y ligeros dedos de un escultor obtendrían sobre una dócil y noble masa de arcilla.

Este gran acuarelista -se advierte de inmediato- trabaja sobre la base de una sólida y recia formación dibujística.

El colorido de Guillot es rico, variado, y siempre mantenido dentro de la tónica de la delicadeza más ligera y sutil, y gana bajo los efectos de una certeramente estudiada luz, jugando magistralmente en ocasiones con el grato abstenerse, respetar los blancos, que la difícil técnica exige en este arte de mental previsión.

Uno no puede adivinar lo que la crítica profesional dirá en su día, de la obra que este maestro expone, pero tras la contemplación recreada, tranquila y en paz, del conjunto de los cuadros, cree en la buena fe, que el espectador se halla ante una muestra acuarelística de excepción, muy digna de ser visitada por los numerosos aficionados y entendidos coleccionistas.

  1. GARCÍA MIÑOR
Escritor y crítico

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